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Capítulo 5: ¿Quién es el Anticristo?

Las setenta semanas de Daniel terminaron con la crucifixión. De eso no puede haber ninguna duda. El "reloj" no detuvo al principio o a la mitad de la semana para reasumir en el futuro. Aquéllos que inventaron esta "teoría del hueco" en los 1800 simplemente no tenían un buen conocimiento de historia.

El ascenso del "anticristo" es basado en una comprensión defectuosa del propio término. Muchos libros han sido escritos en los últimos 150 años profetizando o especulando sobre ciertos candidatos para la posición de anticristo. Había el káiser alemán de la primera guerra mundial, luego Mussolini e Hitler. Cuando todos ellos fueron derrocados, los hombres volvían a otras figuras políticas tal como Henry Kissinger o Príncipe Charles. El previo presidente ruso Mikhail Gorbachev todavía es un candidato favorito para el anticristo, con su marca de nacimiento en su frente como la "marca de la bestia".

No tengo ningún deseo de defender cualquiera de estos hombres de forma alguna, porque ellos son todos los gobernantes de Babilonia y no del reino de Dios. Pero sin tener en cuenta tan malévolos ellos pueden ser, ninguno de ellos solo es el "anticristo".

Anticristo y Bestia

A menudo la gente se sorprende al aprender que el término "anticristo" ni siquiera se encuentra en el libro de Apocalipsis.

El libro de Apocalipsis de Juan sólo habla de varias "bestias". El libro es, en muchas maneras, una continuación y agrandamiento del libro de Daniel. Las "bestias" en Daniel 7 y 8 son naciones e imperios. La primera "bestia" era Babilonia, pintado como un "león" (Daniel 7.4). La segunda era Persia, el oso (Daniel 7.5). La tercia era Grecia, el "leopardo" (Daniel 7.6). La cuarta era una bestia anónima con “unos dientes grandes de hierro”, (Daniel 7.7) identificada como Roma.

Estos imperios se pintan en la Biblia como "bestias" y se caracterizan por su apetito carnívoro para "comer" otras bestias (las naciones) para crecer y extenderse. En otros términos, ellos son militaristas y tienen un deseo de matar a cualquiera que les estorbara. Muchos de los gobernantes de Babilonia tienen el CORAZON de una bestia. 

Esto se ilustra en Daniel 4.16 con el rey Nabucodonosor,

16 Su corazón de hombre sea cambiado,  y le sea dado corazón de bestia,

Cuando esta profecía fue cumplida, el rey se volvió como una bestia y estaba comiendo hierba por "siete veces". En la Escritura, "toda la carne es como hierba" (1 Pedro 1.24). De nuevo leemos en Salmo 103.15, "El hombre, como la hierba son sus días". Así que Nabucodonosor fue dado el corazón y la mente de una bestia, y él empezó a comer la hierba que a su vez representó la carne de humanidad. Dios le dio hierba para comer en lugar de carne, para evitar el canibalismo completo. Sin embargo el significado profético es el mismo. 

Muchos Anticristos en los Últimos Días

En cuanto al "anticristo", el término es tan desconocido en el libro de Daniel como lo es en Apocalipsis. Sólo Juan usa el término, y entonces solamente en sus cartas. Aparece cuatro veces en 1 Juan y una vez en 2 Juan. Juan nos dice en 1 Juan 2.18,   

18 Hijitos,  ya es el último tiempo;  y según vosotros oísteis que el anticristo viene,  así ahora han surgido muchos anticristos;  por esto conocemos que es el último tiempo.

Los "últimos días" empezaron técnicamente a la Cruz, porque ese evento había acabado la edad de la Pascua que había empezado cuando Israel salió de Egipto durante la Pascua. Así de la perspectiva de Juan en la historia, la edad de Pentecostés fue la "última hora".  Claro que sí de nuestra perspectiva actual, estamos en la "última hora" de la edad de Pentecostés. Es el principio de la edad de los Tabernáculos.

 

Edad de Pascua   Edad de Pentecostés   Edad de Tabernáculos
Reino de Moisés   Reino de Saúl    Reino de David

 

Así no es sorprendente que viéramos a muchos "anticristos" levantarse durante las edades de Pascua y Pentecostés. El problema es que la gente busca una sola figura poderosa del mundo para levantarse en el contexto de "la gran tribulación". Un cuadro imaginativo se ha pintado que ha cegado a los cristianos a lo que realmente está pasando ya alrededor de ellos. Principalmente, es porque ellos todavía están buscando el comienzo de la septuagésima semana de Daniel, cuando, de hecho, fue cumplida en 33 d.C. 

Usurpando el Lugar de Cristo 

Otra dificultad mayor sube porque el término anticristo normalmente se define como estar contra Cristo. El término griego anti literalmente significa "en lugar de", en vez de "contra". La palabra se usa en Mateo 2.22, 

22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de [griego anti] Herodes su padre,  tuvo temor de ir allá...

Arquelao era el hijo del rey Herodes, que vino al trono después de que su padre había muerto. Arquelao no gobernó contra su padre, pero en lugar de Herodes. Este es el significado estricto de anti, y por eso un anticristo es uno que gobierna en lugar de Cristo.

En la medida en que el significado griego estricto del término, entonces, el anticristo es un término neutro. Sin embargo, tiene una connotación negativa en su uso bíblico porque normalmente significa que alguien ha usurpado el lugar de Cristo, en vez de estar “substituyendo” por El. Un usurpador es uno que gobierna como el trono fuera de él mismo, en lugar de hacer la voluntad del Rey legal que está en autoridad sobre él.

David entendió que él gobernó en el trono de Dios (Cristo), y él intentó gobernar según la ley divina. El oró y le preguntó a Dios cómo gobernar por la voluntad Divina en lugar de su propia. David gobernó en lugar de Cristo. Por contraste, el rey Saúl rebeló contra Dios y trató el trono como si él pudiera gobernar como le gustaba. El rey Saúl, entonces, era técnicamente un anticristo, un usurpador.

Pero el ejemplo profético más importante de un anticristo en la Biblia se encuentra en Absalón, el hijo de David que usurpó el trono de David por una temporada. Absalón se volvió el anticristo más importante en el AT, y todavía él es casi desconocido a los maestros de la profecía moderna. 

David y Absalón

2 Samuel 15-18 nos cuenta la historia cómo Absalón el usurpador se volvió un anti-David. El discrepó con las políticas de David y así robó los corazones de las personas (15.6). Pronto él fue coronado rey en Hebrón mientras David era el rey en Jerusalén (15.10). Es más, Absalón mandó que viniera Ahitofel, el consejero y amigo de David.  Ahitofel se metió en la conspiración, pero después se colgó (17.23). 

La traición de Ahitofel era la causa de gran angustia para David. El hablaba de su amigo muchas veces después en los Salmos, como, por ejemplo, en Salmo 55.12-14,

12 Porque no me afrentó un enemigo,  Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía,  Porque me hubiera ocultado de él; 13 Sino tú,  hombre,  al parecer íntimo mío,  Mi guía,  y mi familiar; 14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos,  Y andábamos en amistad en la casa de Dios.

Esta conspiración entera de Absalón contra David con la ayuda del amigo de David, Ahitofel, era un tipo profético mayor de la historia del NT y el conflicto entre Jesús y los líderes del templo. 

David = Jesús
Absalón = los sacerdotes principales 
Ahitofel = Judas 

La conspiración empezó en Hebrón, que viene de la palabra hebrea chebar, "asociación", y chabar, "compañerismo, amistad". En otros términos, la conspiración vino de la Ciudad de Amigos. Y por eso Jesús llamó a Judas "amigo" proféticamente en Mateo 26.50 cuando El fue traicionado con un beso.      

También sabemos que el nombre viejo de Hebrón era Quiriat-arba
 (Josué 15.54). Esta era la ciudad natal de Judas Iscariote, porque Iscariote es la forma griega de Quiriat-arba, "hombre de Quiriat", es decir, uno de Quiriat-arba.

Por esta razón, en los días venideros a Pentecostés, los discípulos discutían el problema de reemplazar a Judas según las profecías de David en cuanto a Ahitofel. Hechos 1.15 y 16 dice,

15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos  (y los reunidos eran como ciento veinte en número),  y dijo: 16 Varones hermanos,  era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas,  que fue guía de los que prendieron a Jesús,

Tome nota que Pedro entendió claramente que David había profetizado de Judas en la historia de la revuelta de Absalón. Indudablemente la gente habían discutido totalmente esto mientras estaban en el aposento alto, y ellos sabían que las declaraciones de David acerca de Ahitofel habían profetizado de Judas. En Hechos 1.20 Pedro cita a David: 

20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación,   Y no haya quien more en ella [Salmo 69.25];  y: Tome otro su oficio. [Salmo 109.8]

Pedro aplicó estas profecías a Judas que, como Ahitofel, se había ahorcado unas semanas más temprano (Mateo 27.5). Esto nos muestra que los discípulos por este tiempo entendieron totalmente la naturaleza del conflicto entre Jesús y los líderes del templo en cuanto al derecho del cetro de Judá.

Entendiendo esta conexión profética es una de las llaves más importantes para comprender la idea de anticristo. Absalón era un anti-David por su día. Mil años después, los líderes del templo eran anti-Jesús. Los dos eran los anticristos, porque los dos usurparon el trono del uno que Dios había llamado y ungido (bautizado) para gobernar en Su trono.

Cuando David fue derrocado, él dejó Jerusalén sin una lucha y hizo un sacrificio en la cumbre del monte [el rosh, "cúspide, cabeza, o cráneo"] de Olivos (2 Samuel 15.32). Igualmente, Jesús fue a la misma ubicación, el “Lugar de la Calavera” (Mateo 27.33) y cumplió el tipo del AT con el Sacrificio final por el pecado del mundo. El fue crucificado "fuera de la puerta" (Hebreos 13.12) y "fuera del campamento" (Hebreos 13.13), y por la ley esto significó 2,000 codos fuera de los muros de la ciudad. Esa era la cúspide del monte de Olivos donde también se guardaron las cenizas de la vaca alazana. Esas cenizas tuvieron que ser guardadas "fuera del campamento" (Números 19.3), donde ellos podían ser acercados por aquéllos que estaban ceremoniosamente sucios. 

Así el lugar donde David sacrificó cuando le derribaba Absalón es el mismo lugar donde Jesús hizo Su Sacrificio final cuando Su trono fue usurpado por los sacerdotes principales.

David permanecía en el destierro por un período desconocido de tiempo. Este destierro es un tipo de la ascensión de Cristo al cielo donde El debe permanecer hasta la segunda venida. El retorno de David al trono en Jerusalén, entonces, es un tipo de la segunda venida de Cristo en que El reclamará Su trono. 

Cuando David volvió, había una batalla final contra el ejército de Absalón. Huyó Absalón, pero su pelo largo se enredó en la rama de un árbol. (Su pelo era su fuente de orgullo, así hablando proféticamente, el orgullo de Absalón era su ruina.) 2 Samuel 18.14-15 dice,

14 Y respondió Joab: No malgastaré mi tiempo contigo.  Y tomando tres dardos en su mano,  los clavó en el corazón de Absalón,  quien estaba aún vivo en medio de la encina. 15 Y diez jóvenes escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón,  y acabaron de matarle.

Esto profetiza de la segunda venida de Cristo, en donde esos líderes judíos que usurparon el trono y la primogenitura de Jesús recibirán juicio. Aunque cristianos sionistas parecen pensar que los judíos gobernarán la tierra bajo Jesús ("David"), la muerte de Absalón demuestra de otra manera. Cristo no tiene ninguna intención de promover a los usurpadores a las posiciones altas en Su gobierno. 

De hecho, cristianos sionistas hoy están jugando el papel de Judas y Ahitofel una vez más por ayudar a los usurpador-anticristos en su esquema de tomar el trono y primogenitura del verdadero Cristo. Este es quizás el resultado más perjudicial de la enseñanza dispensacionalista. Esto ha preparado la Iglesia para su papel como Judas moderno.        

Mientras este conflicto hace su papel por la tercera vez en la historia moderna, la única diferencia real es que el conflicto ya no es enfocado en el cetro sino en la primogenitura. Para un estudio más completo de esto, vea los capítulos 6 y 7 de mi libro, La Lucha para la Primogenitura

Cuando sabemos la historia profética de Absalón, el usurpador, podemos ver que él es el tipo clásico de anticristo. Este conflicto entre Cristo y el anticristo es fundamental para la comprensión de la narrativa entera del NT. También explica la parábola de Jesús de los labradores usurpadores de la viña en Mateo 21, donde Jesús pone las palabras en sus bocas en versículo 38, "Este es el heredero;  venid,  matémosle,  y apoderémonos de su heredad". Esto muestra claramente que los líderes religiosos de Judaísmo eran y todavía son el "anticristo" del NT.

Absalón a sabiendas usurpó el trono de David, plenamente comprendiendo quien era su padre. De hecho, era porque Absalón CONOCIA su padre que él dirigió su revuelta contra él. Así, en el cumplimiento de este tipo profético, los sacerdotes principales supieron también quien era Jesús—y debido a esto ellos usurparon Su trono. 

NO era un caso de identidad equivocada. Era un caso donde ellos reconocieron quien El era, pero ellos discreparon con El y codiciaron Su trono para ellos mismos. Ellos quisieron un Mesías que los liberaría de la esclavitud de Roma. Lo que ellos consiguieron era un Mesías que los liberaría de la esclavitud de pecado. Esto no conformó con su idea de un Mesías, y supieron que ellos perderían sus trabajos si la gente Lo declarara ser el Mesías. Así que ellos lo crucificaron, sin darse cuenta que ellos estaban cumpliendo las Escrituras hasta en esto.

Los discípulos entendieron estos eventos perfectamente. Pedro citó de los Salmos para indicar que Judas necesitaba ser reemplazado. La única manera él podría saber la conexión entre Judas y Ahitofel es si él supo el resto de la historia—la revuelta de Absalón y la usurpación del trono de David. 

Ni el ejército sionista de "Absalón" ni tampoco el cristiano sionista "Ahitofel" no gobernará en el reino davidico venidero. Será gobernado por aquéllos que permanecían fieles al verdadero "David" que es Jesucristo en Su segunda apariencia. Claro, con tal que la batalla final está en el futuro, hay todavía tiempo para cristianos arrepentirse y dejar de apoyar al Absalón moderno. 

La Descripción por Juan de Anticristo

Absalón era "el" anticristo de su día, y su ejército de apoyo eran anticristos. Cuando esta historia se repitió en el NT, uno podía referir a Caifás como "el" anticristo, porque él era el líder de los sacerdotes—es decir, el sumo sacerdote—quien decidió usurpar el trono. La pregunta es cómo esto se repetirá en su tercera recreación histórica en cuanto a la segunda venida de Cristo. ¿Habrá un anticristo individual, o un anticristo colectivo? 

Juan continúa, diciendo [en 1 Juan 2.19-20],

19  Salieron [los anticristos] de nosotros,  pero no eran de nosotros;  porque si hubiesen sido de nosotros,  habrían permanecido con nosotros;  pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. 20  Pero vosotros tenéis la unción del Santo,  y conocéis todas las cosas.

Juan estaba siendo deliberadamente impreciso aquí, como vemos en el próximo versículo,

21  No os he escrito como si ignoraseis la verdad,  sino porque la conocéis,  y porque ninguna mentira procede de la verdad.

En otros términos, Juan está diciéndoles a sus lectores que él les ha dicho personalmente (verbalmente) el significado de esto, así que no es necesario explicárselo por escrito. La pregunta es ¿por qué? ¿Por qué es mejor no escribir la verdad? ¿Era porque si la escritura cayera en manos malas, gente podrían ser perseguidos hasta la muerte? 

Aun así, Juan continúa su descripción en términos teológicos:

22  ¿Quién es el mentiroso,  sino el que niega que Jesús es el Cristo?  Este es anticristo,  el que niega al Padre y al Hijo. 23  Todo aquel que niega al Hijo,  tampoco tiene al Padre.  El que confiesa al Hijo,  tiene también al Padre.

Así que la clave en identificar estos anticristos está en su confesión que Jesús es el Cristo/Mesías. Juan implica que esos anticristos alegaban conocer al Padre—es decir, Yahvéh, el Dios del AT—y todavía esas mismas personas negaron al Hijo. Juan nos dice simplemente que uno no puede tener al Padre sin al Hijo, y por medio de eso él refuta las demandas de Judaísmo.

Igualmente, el ejército de Absalón consistió en judaizantes genealógicos que habían rechazado a David como el Rey. David era el heredero justo al trono, y por consiguiente David llevaba el cetro dado a Judá. La revuelta dividió el reino en dos partes, con cada parte reclamando ser la tribu legítima de Judá. La mayoría siguió a Absalón, pero la minoría que permanecía fiel a David eran los judíos reales. 

Esta situación se repitió en el NT. Había verdaderos "judíos" y los "judíos" falsos. Pablo habla de esta distinción en Romanos 2.28 y 29, diciendo,

28  Pues NO es judío el que lo es exteriormente,  ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29  sino que es judío el que lo es en lo interior,  y la circuncisión es la del corazón,  en espíritu,  no en letra;  la alabanza del cual no viene de los hombres,  sino de Dios.

El nombre Judá [judah] significa "alabanza". El punto de Pablo era que había dos grupos de gente que reclamaban la ciudadanía en la tribu de Judá. La mayoría de ellos basó su demanda en la circuncisión. La minoría cristiana, sin embargo, basó su demanda en la circuncisión del corazón donde su "alabanza" (su estado de judah) no era de los hombres sino de Dios. 

¿Quién es un Judío?

En esto se revela la segunda controversia mayor en el primer siglo que ha extendido en los tiempos modernos. ¿Cuál grupo tiene la demanda legítima de ser la tribu de Judá? ¿Es el grupo que se rebeló contra al Rey Jesús, o los que permanecían fieles a El, tal como los discípulos y todos los otros convertidos al cristianismo?

Sabemos la opinión de Juan, claro, porque él nos dice simplemente que uno debe reconocer al Hijo como el Rey. Todos otros "salieron de nosotros". Aparece que varios cristianos judíos en el primer siglo habían dejado la comunidad cristiana y había unido la revuelta contra Roma de 66-73 d.C. Ellos realmente no habían entendido las profecías de Daniel con respecto a la cuarta bestia (Roma), ni ellos creyeron que Dios les exigió que sometieran al juicio divino que se había decretado en los días de Jeremías.

En su rechazo del juicio de Dios sobre ellos por los pecados de sus antepasados, ellos fueron encontrados estar en rebelión contra el propio Dios. La mayoría de estos judíos (los "judíos") nunca habían entrado en congregación con los creyentes cristianos; pero evidencia demuestra que muchos cristianos judíos dejaron el compañerismo para luchar en contra de los romanos. Estos son los que “salieron [los anticristos] de nosotros,  pero no eran de nosotros”. A pesar de su confesión más temprana de Jesús como el Cristo, ellos eran más fieles a Absalón que a David—es decir, ellos eran más fieles a los sacerdotes del templo que a Jesús.

Por lo tanto ellos eran los "anticristos", porque ellos apoyaron aquéllos que negaron que Jesús fuera el Cristo. 

La ley divina lo hace claro que siendo un miembro de cualquier tribu de Israel era un asunto legal, en lugar de sólo genealógico. Por ejemplo, un judío de pura sangre podría perder su ciudadanía en la tribu si él violó la ley de sacrificio y era impenitente.  Levítico 17.3 y 4 dice,

3  Cualquier varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra,  en el campamento o fuera de él, 4  y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová,  será culpado de sangre el tal varón;  sangre derramó;  será cortado el tal varón de entre su pueblo,

En otros términos, la ley gana a la genealogía. Uno culpable de este pecado no podría presentar su pura genealogía en su propia defensa antes de la corte de Dios. Su genealogía no era pertinente. Si culpable, él perdió su ciudadanía en la tribu. El fue excomulgado (exiliado) y perdió su lugar en el reino. 

Esta ley fue cumplida en el NT en el sacrificio de Jesucristo. El fue crucificado "fuera del campamento". Cualquiera que no aplicó la sangre propiamente al "tabernáculo" (o templo) sería "cortada de en medio de su pueblo". En 1 Corintios 3.16 nos dice que “¿No sabéis que sois templo de Dios”? Así, aplicando esta ley bajo el Nuevo Pacto, la sangre de Jesucristo tiene que ser presentada al templo que es nuestro cuerpo. Si no, la persona fue excomulgada y legalmente ya no era miembro de la tribu de Judá. 

En el NT, los sacerdotes ofrecieron el sacrificio del Cordero de Dios en la cumbre del monte de Olivos, "fuera del campamento". La ley profetizó que ellos debieran hacerlo. Si los romanos hubieran hecho esto, en lugar de los sacerdotes de Aarón, la profecía habría fallado, y todavía estaríamos muertos en las ofensas y pecados. Por esta razón Pedro dijo claramente en Hechos 2.36, "que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo". Esto se repite en Hechos 4.10 y en muchos otros pasajes. 

Era necesario que Jesús fuera crucificado, porque esto era parte del plan divino. Sin la crucifixión, nunca podríamos dejar la casa de esclavitud al pecado, porque El era nuestro verdadero Cordero de la Pascua. La pregunta real es lo que nosotros hacemos con Su sacrificio. ¿Aplicamos Su sangre a los dinteles de nuestra casa (la frente)? ¿Traemos Su sacrificio al templo de nuestro cuerpo? Si el Sacrificio de Cristo no es apropiado, entonces nuestra genealogía no puede ayudarnos retener nuestra ciudadanía en Judá. La ley gana a la genealogía.

Por esta razón aquellos judíos genealógicos de Judá quienes violaron esta ley de sacrificio han estado "cortados fuera de entre del su pueblo".Hablando legalmente, ellos no son judíos de ninguna manera—a menos en la vista de Dios—sin importar lo que los hombres de la tierra les llamen. Esto es porque Pablo define un "judío" en Romanos 2.28, 29 en términos legales, 

28  Pues no es judío el que lo es exteriormente…. 29  sino que es judío el que lo es en lo interior…

Juan habla de nuevo de esto en Apocalipsis 3.9, donde él disputa fuertemente con aquéllos que afirman ser judíos en base de su genealogía y tener buena reputación con los sacerdotes del templo:

9  He aquí,  yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son,  sino que mienten;  he aquí,  yo haré que vengan y se postren a tus pies,  y reconozcan que yo te he amado.

El hecho que los cristianos judíos eran una minoridad no vale en decidir quién es y quién no es un judío—es decir, de la tribu de Judá. El factor pertinente es si una persona ha seguido al León de la Tribu de Judá o los usurpadores que exigen el cetro para ellos mismos. Aquéllos que siguen a los usurpadores no reconocen que Jesús era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Así que ellos no aplican la sangre de Su sacrificio según las demandas de la ley. Por lo tanto, ellos están cortados de la tribu, por lo menos hasta tal tiempo cuando ellos obedezcan la ley de sacrificio.

Aquellos creyentes en Jesucristo son los unos que Dios reconoce como la tribu genuina de Judá, junto con aquéllos de todos los otros grupos étnicos que unen a la tribu por cumplir la ley de sacrificio y aceptar a Jesucristo como el Cordero de Dios y Rey de Judá. Lo que hombres llaman "la iglesia" realmente es la tribu de Judá. La misma tribu no empezó a Pentecostés, ni tampoco se debe decir que la Iglesia reemplazó a Judá. No había ningún reemplazo como tal. Los discípulos en el aposento alto, junto con los convertidos que vinieron después eran los que no estaban cortados de la tribu. Estos apropiaron la sangre del Sacrificio a su propio "templo" de sus cuerpos, y en esa base ellos retuvieron o llegaron a ser ciudadanos de Judá. 

El resto fue cortado de la tribu, aunque ellos continuaron aferrándose ilegalmente al nombre y han sido conocidos al mundo como los "judíos". Pero uno siempre tiene que distinguir entre la definición de hombres y la definición de Dios. No son lo mismo. Esto puede confundir a muchos, pero hay que tener presente que éste es el caso entero de la disputa entre Absalón y David. Los hombres tienen que decidir cuál rey es el ungido ("Cristo"). Juzgando por el apoyo que los judíos reciben del cristianismo evangélico y pentecostal hoy, es obvio que la respuesta no está tan clara como puede parecer. 

Esta disputa es parte del contexto en que la pregunta de anticristo se levanta. La disputa entre David y Absalón es la disputa entre Cristo y anticristo, y ninguna parte pequeña de esa disputa centra alrededor del derecho a ser llamado un "judío" (judaita). 

La única otra referencia bíblica que nosotros tenemos al anticristo se encuentra en la segunda epístola de Juan, versículo 7,

7  Porque muchos engañadores han salido por el mundo,  que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne.  Quien esto hace es el engañador y el anticristo.

Vemos aquí que "el anticristo" también es "el engañador". Es un nombre colectivo que refiere a "muchos engañadores", es decir, aquéllos “que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne". Así, el anticristo es un cuerpo colectivo de gente, no un solo hombre como él estaba por los días de Absalón. Absalón era un tipo del AT, pero se cumple en el NT como un cuerpo colectivo de gente. Y en el último cumplimiento hoy, es el mismo.

La única manera de llegar a tener un entendimiento razonable de las setenta semanas de Daniel es saber el conflicto bíblico. La idea dispensacionalista de un líder fuerte "anticristo" gobernando durante una tribulación de siete años es basada en la asunción que la septuagésima semana de Daniel tiene que ser cumplida todavía, que Jesús fue crucificado en el medio de la semana, deteniendo el “reloj” profético de Dios, y la inserción de una dispensación interina de Gracia durante la cual la Iglesia es dada la oportunidad de venir a Cristo. 

Esta manera de pensar asume que la Iglesia no es ningún Judá, y asume que los judíos son Israel. Hay tantas asunciones malas que es casi imposible de cubrir todas ellas en un solo libro. Para hacer el asunto más difícil, ya que dispensacionalismo ha sido ahora inculcado en la cultura cristiana después de un siglo y media de enseñanza, la carga de prueba ha cambiado a nosotros para refutarlo. 

Saber la definición bíblica de anticristo, junto con la historia de David y Absalón, es una de las grandes llaves que puede suplir el “ungüento del ojo” a nuestros ojos (Apocalipsis 3.18), para que podamos ver lo que la Biblia realmente dice sobre estas cosas. De esa manera podemos saber unirnos al ejército de David y no inadvertidamente podemos ser parte del ejército de Absalón o puede jugar el papel de Ahitofel que traicionó a David.